Te acompaño con prácticas adaptadas, herramientas de bienestar y un enfoque cercano para ayudarte a parar.
Soy Irene, y durante muchos años viví con una sensación constante de no llegar, de no descansar nunca.
Trabajaba en entornos muy exigentes, lo que me llevó a buscar herramientas para cuidarme mejor. El yoga apareció como un refugio... y acabó convirtiéndose en un cambio de vida.
Ahora acompaño a personas que se encuentran en este mismo punto: personas que quieren parar, reconectar y empezar a cuidarse de una manera más real.
Por eso creé Yoguipick. No como un espacio perfecto, sino como un lugar para cuidarte a tu ritmo. Sin prisas. Sin presión.
Encontrar una persona que te guíe en el yoga con tanta delicadeza y respeto no es tan fácil. En la primera clase, sentí que había llegado a un espacio seguro. Su voz tiene el don de calmar la mente y, casi sin darte cuenta, te ves envuelto en una atmósfera de calma que permanece contigo mucho después de haber terminado la sesión. Lo que más valoro es su capacidad para hacer que cada persona se sienta a gusto, sin importar su nivel o experiencia. Una constante invitación amable a escuchar el cuerpo y a respetar el propio ritmo. Ella entiende que cada uno de nosotros tiene un punto de partida y proceso distinto y adapta la práctica con gran sensibilidad, ofreciendo alternativas y ánimos justo cuando más los necesitas. Se sale de allí con energía renovada, más flexible, más presente, más en paz... La recomendaría con los ojos cerrados a cualquiera que busque algo más que ejercicio: un espacio donde sentirse bien, desconectar y reconectar con uno mismo. Merece mucho la pena la experiencia junto a Irene.
Carlos
Irene transmite una calma increíble, solo con escucharla ya te relajas. Está atenta a todos pero te deja tu espacio y te guía cuando lo cree necesario. Yo que soy principiante me sentí muy agusto con mis limitaciones y salí muy en paz. A mi me encantó que al finalizar la clase, nos hizo coger una tarjeta con un mensaje, conecté mucho con ese momento.
Laia
Descubrí el yoga de la mano de Irene y debo reconocer que me encanta. Sus clases no solo me ayudan a desentumecer el cuerpo, también son un espacio para relajarme, respirar y reconectar conmigo misma. Tiene una voz suave, una energía serena y una gran habilidad para adaptar cada sesión al nivel del grupo, consiguiendo que te sientas cómoda y con ganas de repetir. Le conté que tengo tendinitis en un hombro y siempre está atenta a ofrecerme variantes cuando alguna postura podría perjudicarme. Se nota que le importa el bienestar de cada persona, y eso, para mí, marca la diferencia. ¡Enhorabuena, Irene, por el bonito trabajo que haces!
Bego